ACTIVIDAD AGROPECUARIA
25 de julio de 2018
Tres miradas sobre el precio, el gran problema de la lechería
La falta de rentabilidad nubla el resto de las discusiones dentro de la cadena, por eso relevamos opiniones y contrastamos datos del valor de la materia prima.
Es la pregunta que nunca falta en una charla entre tamberos, entre industriales, e incluso entre los que tocan de oído en el tema, ¿cuánto vale la leche?.
Claramente es el precio el eje de todas las problemáticas sectoriales, del cual se disparan el resto de las complicaciones, como los costos, las políticas, los mercados, en definitiva el precio es el origen de todos los males y también de las soluciones.
La materia prima nunca estuvo bien pagada en nuestro país, ni siquiera en los intentos de los precios sostén en algunas administraciones y mucho menos en los primeros años de este siglo cuando el precio de corte le sacó a industrias y tamberos la posibilidad de ganar consistentemente y de aquellos históricos cinco mil dólares de octubre de 2013 por tonelada exportada, dejaban cada unidad de medida en valores casi como los actuales con algo más de 3.100 dólares, para generar un fondo que jamás se reinvirtió, a lo que se añadían retenciones.
Las compensaciones, los precios obligatorios, nada pudo resolver una continuidad que permita hablar de temas más profundos para dejar siempre el debate en la coyuntura, en las necesidades siempre urgentes.
Hace diez años atrás, la leche no llegaba a los 60 centavos, pegando el salto a un peso por aquel famoso acuerdo firmado en Casa Rosada en octubre de 2008 entre Gobierno, industrias y productores, que fuera gestado en Olivos en medio de la batalla por la 125. Teniendo en cuenta ese valor y el promedio del último mes de junio con 6,75 por litro, claramente la leche jamás corrió al ritmo de la inflación y es por esto que sigue relegado el valor respecto de lo que se precisa en el inicio de la cadena.
Por más que en las diferentes administraciones se trate de contrastar precio con porcentajes de suba, jamás es suficiente para cubrir costos productivos que se dolarizan inevitablemente y que son incesantes.
Según los datos relevados por el INTA, en junio el costo de producción estuvo en los 6,88 pesos en un tambo medio calculado en 7.576 litros por hectárea vaca total al año. El resultado es un -0,2 por ciento anual de rentabilidad, siendo todos los meses concluídos de este 2018 los que tienen absoluta negatividad en la renta, si se consideran como ingresos la venta de carne y leche, siendo el primer ítem lo que salvó las finanzas de los tambos durante el año anterior.
El análisis que se hace desde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina es que “si suponemos un tasa de rentabilidad exigida al capital del 5%, se debería genera un Ingreso Neto de $ 7.860,80/ha. VT/año ($ 104.811 mensuales sobre la superficie considerada), que dividido por los 7.576 litros de leche/ha. VT/año de productividad promedio, deberían generar un ingreso neto unitario de $ 1,04/litro de leche. Por lo tanto el Precio de Equilibrio sería en este supuesto de $ 7,92/litro de leche (Costo Total $ 6,88 + Rentabilidad $ 1,04)”.
Por lo tanto la leche se paga un peso menos de lo que se precisa, como mínimo.
TRES MIRADAS
Más allá de las cifras, la problemática del precio se puede leer de diferentes maneras y a continuación relevamos diferentes miradas.
Hablando con dirigentes tamberos, el tiempo ha hecho que las distintas formas de ver a un mismo negocio vayan confluyendo en un mismo marco. “Hay una falta de mecanismo de formación de precios al productor”, dicen desde una entidad, entendiéndose así a la falta de formalidad en la que aún se sigue entregando la leche con un precio a definirse en el mes siguiente y por la voluntad única de la industria. Otro productor, de una entidad diferente manifiesta ante el cuestionamiento que “el precio al tambo no expresa la capacidad de pago de la industria y no se referencia a una leche estandarizada igual para todos. Si la calidad es mayor cobras más y si es menor cobras menos, así debería ser”.
He aquí otro de los problemas, que se sigue pagando por litro lo que debería abonarse por calidad, por componentes, para valorizar la leche, eso que hoy es un líquido blanco que debería tener márgenes definidos de componentes.
Para un industrial, el problema del precio tiene otras aristas. “Debemos ordenar a la industria para solucionar al resto de la cadena, sabiendo que el productor es un tomador de precio. Por eso hay que eliminar el aporte solidario al gremio (más de 3.800 pesos mensuales directos a Atilra), se debe profesionalizar más al personal industrial para mejorar el rendimiento, se debe unificar el IVA en toda la cadena (hay actividades con 21% y otras de 10,5%)”. Del mismo modo agrega el industrial que “debemos tener un modelo de país, con políticas e incentivos alineados, con objetivos claros de exportación; y los precios y salarios del sector acompañar el ritmo inflacionario”.
Gustavo Mozeris el titular de la FunPel, la entidad que pregona los objetivos del Plan Estratégico de la Lechería para promover el crecimiento productivo y el ordenamiento sectorial, entiende que desde una mirada de conjunto “el precio es un tema multidimensional, en el que intervienen muchos factores, destacándose la transparencia en la transacción, la capacidad de pago de la industria y las expectativas del negocio a futuro”.
Sobre la transparencia, “hay varios elementos en juego, desde la condición perecedera del producto de entrega diaria, hasta el esquema de relación producción-industria en cuanto a valores y calidad, con incertidumbre como marco”, para lo cual el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina aporta datos para mejorar el vínculo, a partir de lo cual se debería avanzar a cubrir el total de la producción.
“En términos de puja en la distribución de renta el que tiene más peso a la hora de poner valores, lo hace. En definitiva aquella industria con menor capacidad de pago es la que termina poniéndole el precio a la leche, porque el resto después se adecúa a esos niveles más allá de los costos y la eficiencia”, explica Mozeris dejando entrever la conveniencia industrial.
Concluye entonces que “al no haber expectativa de negocios, con una producción estancada en menos de 11 mil millones de litros al año, es difícil trasladarle mejores precios al productor”.
Por Elida Thiery | Agrofy News