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POLITICA

25 de marzo de 2019

Macri pone fin al programa Remediar: otro golpe al acceso a la salud de millones de ciudadanos

Pionero en políticas sanitarias públicas, impulsado hace trece años para garantizar la entrega gratuita de casi el 90% de los medicamentos para las enfermedades más frecuentes, con una visión de medicina preventiva, el Programa llegará a su fin con el macrismo. El acceso a la salud dependerá del poder adquisitivo de cada uno.

Hace unos días, tratando de no hacer demasiado ruido, el Gobierno de Mauricio Macri anunció a través del ministro de Salud de Santa Fe, Miguel González, el fin de programa Remediar y su reemplazo por otro “plan similar” en el marco de la Cobertura Universal de Salud (CUS). Esto significa en realidad traspasar a las provincias la capacidad de respuesta sanitaria como parte de la política que Cambiemos viene aplicando en un sinfín de áreas. En este caso, es un paso decisivo para recortar derechos en el acceso a la salud pública de la población más vulnerable.

“En Argentina, el deterioro del sistema económico y de la justicia social siempre tiene un impacto negativo sobre la salud del pueblo. Cuando, además, decidida y deliberadamente se ataca la ejecución del sistema nacional de salud, se trabaja en la fragmentación, es decir, el sistema de salud será distinto para cada persona según su capacidad de pago y eso aumenta muchísimo la injusticia”, afirmó  el ex viceministro de Salud de la Nación, Nicolás Kreplak, consultado sobre el fin del programa Remediar.

Esta decisión del Gobierno nacional es, ni más ni menos, otra medida de ajuste en la cobertura sanitaria que, con el Remediar y otros programas sanitarios del kirchnerismo –reconocidos internacionalmente– buscaba cubrir a la mayor cantidad ciudadanos, desarrollando al mismo tiempo una vasta red de centros de atención primaria que llegaron a ser 8.000 en todo el país, para aplicar una medicina preventiva a través del Plan Nacer, desde 2005, ampliado luego al programa SUMAR.

Entre 2005 y 2015, el SUMAR dio cobertura de salud a más de 18 millones de niñas, niños, adolescentes, embarazadas, y mujeres y hombres de hasta 64 años en todo el país, que carecían de cualquier obra social o seguro médico.

El programa Remediar fue inclusive uno de los primeros planes sanitarios lanzado tras la crisis de 2001 por el entonces ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, ante la delicada y preocupante situación, en particular entre los niños y las embarazadas. El objetivo era garantizar gratuitamente casi el 90% de los medicamentos para las enfermedades más frecuentes de quienes acceden a la salud pública en el Primer Nivel de Atención, es decir, a los Centros de Atención Primaria (CAP).

Esa política sanitaria fue uno de los pilares para revertir los índices que había dejado el neoliberalismo y la crisis de 2001 y que tuvo un fuerte impacto, en particular, en la reducción de la tasa de mortalidad.

“Nuevamente, como en los noventa, el Estado nacional descentraliza la prevención y promoción de la salud sin transferir recursos. Esto implica que los medicamentos dejarían de ser comprados y distribuidos por el Estado nacional y deberían ser garantizados por los Estados provinciales”, lamenta la Fundación Soberanía Sanitaria en un informe titulado “El cierre del Programa Remediar” al que tuvo acceso Contexto.

Los botiquines del Remediar contenían 74 medicamentos esenciales en su Vademécum, garantizándole el acceso a 1,7 millones de personas por mes. El propósito era abarcar infecciones respiratorias como el EPOC y el asma, enfermedades de la piel, enfermedades crónicas más frecuentes como diabetes, hipertensión, enfermedades renales y articulares.

“La importancia del Remediar reside justamente en su carácter preventivo al incluir medicamentos para evitar enfermedades de invierno como la bronquilitis o entregar ácido fólico o hierro para las embarazadas, y permitía al Estado nacional desplegar una misma política en todo el país”, explicó Kreplak.

“Si dejamos de tener acceso universal a los medicamentos, entonces las problemáticas que son fácilmente prevenibles y abordables a tiempo porque son curables empiezan a complicarse. Y si uno no puede hacer un tratamiento preventivo, luego sólo puede atenerse a las consecuencias en su salud y lo vamos a terminar viendo en los índices, cuando aumente la mortalidad, por ejemplo”, advirtió el presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria.

Ya no se llama Remediar

El programa Remediar dejó de figurar como tal en la página web del Ministerio de Salud. Ahora se llama “CUS Medicamentos” y una de las novedades más alarmantes es que contiene menos remedios que en los años anteriores. Inclusive en la propia página las autoridades de Cambiemos dicen: “les informamos que en los botiquines de las próximas entregas se verá reducida la cantidad de medicamentos para luego alcanzar los estándares deseados en la composición de los botiquines”. Bueno, veremos.

El informe advierte que “durante el 2017 el panorama no parece mejorar y la distribución de medicamentos amenaza ser menor. La última compra realizada por Licitación Pública Internacional ha sido recientemente adjudicada con una primera entrega que contiene 39 medicamentos”.

Si en 2013, durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se entregaron 175.000 botiquines, en 2016, con la alianza Cambiemos ya en el Gobierno, se distribuyeron 155.000. En los primeros dos meses de este año se han entregado 14.722 botiquines, precisa el mismo documento

El programa Remediar “logró reducir el gasto total en medicamentos por parte de los individuos de los quintiles más bajos, principalmente en aquellos en situación de mayor vulnerabilidad”, afirma el documento que más adelante admite que “es difícil comprender” la decisión de poner fin a este programa, pues, por ejemplo, en 2016 la compra del botiquín desde el programa Remediar valía 4.991 pesos y de forma particular en farmacias ascendía a 15.675 pesos.

Otro ejemplo de lo que provocará el cierre del programa y/o su recorte es el siguiente: una persona de sesenta años, diabética, como lo es el 10% de la población adulta e hipertensa (33% de la población adulta), empezaría a gastar mensualmente de su bolsillo al menos  1.075 pesos.

El desmantelamiento del Programa

En la “década ganada” que al actual Gobierno le repugna, el programa Remediar contaba con unos cien trabajadores a nivel central, entre auditores, consultores y demás, en las oficinas del Ministerio de Salud de la Nación, al frente del cual, desde diciembre de 2015, está Jorge Lemus, quien junto a sus viceministros fue desarmando programas y provocando el alejamiento de esa cartera de valiosos funcionarios que durante años y años trabajaron, por ejemplo, para que la Argentina tenga uno de los calendarios de inmunización más importantes del mundo, o para llevar adelante la lucha contra las enfermedades provocadas por vectores, como por ejemplo el dengue, con una capacitada red de trabajadores y de material técnico.

El programa Remediar representaba además una “estrategia de capacitación de los equipos de salud en el uso racional de medicamentos en la atención primaria de la salud”, explica el mismo informe que subraya: “estas capacitaciones no sólo aumentan el nivel de conocimiento de los médicos, sino que además democratizan los avances en la ciencia”, un ámbito que el Gobierno de Macri está recortando día a día, tal como recordaba estos días en La Plata el ex director del CONICET, Roberto Salvarezza, al afirmar que “Macri quiere que las multinacionales hagan investigación barata en Argentina y luego la terminen capitalizando ellas con las regalías”.

La virtud del Remediar era “que capacitaba no sólo a los médicos, sino a todo el personal que trabaja en un centro de atención primaria”, siendo además “una de las pocas capacitaciones que no estaba influenciada por la industria farmacéutica y por lo tanto tenía una mirada soberana”.

Y aquí es donde también tiene un papel decisivo la producción de medicamentos y la Ley nacional 25.649 sancionada hace quince años con el objetivo de promover la utilización de medicamentos por su nombre genérico, es decir, subrayar la importancia de la droga que la compone y no del laboratorio, que en su mayoría son grandes monopolios internacionales.

En ese sentido, el informe de la Fundación destaca que “buena parte de los medicamentos que adquiría el Programa Remediar provenían de la Red Nacional de Laboratorios Públicos de Producción de Medicamentos, generándose un círculo virtuoso entre desarrollo industrial y tecnológico, producción pública de medicamentos, investigación, rectoría sanitaria, regulación de precios del mercado y garantía en el acceso a un bien social como es el medicamento”.

La decisión del Gobierno de Cambiemos pone una vez más en evidencia el modelo económico neoliberal para pocos que Macri pretende imponer por las buenas o por las malas, a la luz de la violencia y el cinismo con que habló en la apertura de sesiones legislativas el miércoles.

“El programa Remediar no solamente fue un éxito en reducir costos de los medicamentos por lo menos siete veces y en garantizar la llegada federal a todos los rincones del país, sino que además, como política sanitaria, orientaba las consultas al primer nivel de atención. Como se podían resolver los problemas allí porque había medicamentos, bajaba la demanda de las guardias de los hospitales”, aseguró en sus conclusiones la Fundación.

Esto va de la mano con el recorte en las salitas y centros de atención primaria y la profundización del achicamiento en los hospitales públicos. Sólo tendrán acceso a la salud quienes la puedan pagar. Cada provincia se la arreglará como pueda hasta que en algún momento dejen de enviar medicamentos a los centros de salud. Todo indica que igual destino le espera a la Ley de Genéricos.

“No sólo hay que tener una mayor redistribución de la riqueza, sino que se necesita tener un sistema de salud activo, reparador de las diferencias sociales, y eso está cada vez más en peligro”, sostuvo Kreplak antes de sentenciar: “cada una de las medidas que ha tomado el Ministerio de Salud de la Nación de este Gobierno han sido siempre restringiendo derechos y acortando posibilidades, y dejando que sea la capacidad adquisitiva la que defina si uno tiene derecho a una mejor vida o no”.

Autor: Gabriela Calotti para Contexto. 



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