En tiempos de corona virus, como es lógico, se habla mucho y se piensa mucho en la vida y la muerte.

Una enfermedad desconocida para la que no hay vacunas, que es muy contagiosa y , a veces , mortal, y cuya única forma de combatirla es el aislamiento, hace que sea muy común la reflexión acerca de estos dos conceptos aparentemente antagónicos , que son la vida y la muerte.

La pandemia nos obliga a hacer el esfuerzo de hacer esta larga cuarentena, para cuidar la vida, pero, paradojalmente, descuidamos esa misma vida en circunstancias absolutamente evitables.

La semana pasada murieron dos personas de nuestra ciudad en sendos incidentes de tránsito, dos personas muy jóvenes, con una vida por delante.

No es el objetivo  de esta nota  meternos en los detalles de estos accidentes en particular, sino que sólo los tomamos como punto de partida, para esta reflexión que versará sobre un tema general.

Motociclistas circulando sin casco, sin luces, con vehículos sin registrar, con tres y hasta cuatro personas encima de la moto (muchas veces niños pequeños), automóviles casi en estado de chatarra circulando también por la ciudad, vehículos no homologados para circular en las calles, sumado a cierta desidia por la propia vida y la de los demás cuando se va a velocidades excesivas , no se respetan las normas de tránsito y la falta casi total de controles en las calles son los ingredientes de un peligroso coctel que produce, en nuestra opinión ,  innecesarias y evitables muertes dentro del ejido de nuestra ciudad.

Y si bien es cierto que las muertes por incidentes de tránsito son muy superiores en el país a las de cualquier enfermedad, esto tiene otra dimensión en una ciudad como la nuestra.

En “hora pico” por el centro de la ciudad de Lucas González, es muy baja la circulación de vehículos, ¿cómo es posible que haya una sola muerte por tránsito en un lugar donde el tránsito  es limitado? Es una de las preguntas que el conjunto de la comunidad deberemos resolver en breve, si pretendemos evitar que haya más de estas muertes innecesarias y absolutamente evitables.

Es menester que pensemos, que reflexionemos como sociedad, acerca de la contradicción entre la buena manera en que nos cuidamos del corona virus y la desidia que tenemos al salir a la calle en un vehículo y, por otro lado, el estado debe estar más presente desde el punto de vista del control pero para eso se debe tener voluntad política. ¿Habrá?

Ricardo Delgado